SIN GALERA Y SIN BASTÓN


SIN GALERA Y SIN BASTÓN... LOS MUCHACHOS DE PERÓN
Era el grito de miles y miles de trabajadores que desde la media mañana del 17 de Octubre de 1945 recorren las calles de Buenos Aires en marcha hacia la Plaza de Mayo y también en muchísimas otras ciudades del interior.
Un acontecimiento novedoso que abriría un ciclo histórico distinto.
Diría Don Arturo Jauretche: “El 17 de octubre, más que representar la victoria de una clase, es la presencia del nuevo país con su vanguardia más combatiente y que más pronto tomó contacto con la realidad propia”.
Y como contrapartida, Emilio Hardoy, dirigente conservador, manifestaba: “Había dos países en octubre de 1945: el país elegante y simpático con sus intelectuales y su sociedad distinguida sustentada en su clientela “romana” y el país de “la corte de los milagros” que mostró entonces toda su rabia y toda su fuerza. … ¡… Días que sacudieron al país! ¡… Días en que la verdad se desnudó! ¡… Días que cierran una época e inauguran otra!”.
El 17 de Octubre de 1945 no fue una simple manifestación protestataria, fue una Gran Rebelión Popular mediante la masiva participación y movilización de los trabajadores y con verdaderas características insurreccionales.
Es por ello que John Wiliam Cooke señala: “El peronismo fue el más alto nivel de conciencia al que llegó la clase trabajadora argentina”.
El 17 de octubre de 1945 marca el fin de una Argentina y el comienzo de otra.
Fue un hecho tan contundente, que aún hoy, y a pesar de las conquistas perdidas, del patrimonio entregado, de las infamias cometidas, ha quedado no sólo como recuerdo y evocación, sino como Bandera para las luchas por la Dignidad Nacional.
Juan Jose Hernández Arregui (1913-1974) enseña que "El proceso de industrialización que venía de la Primera Guerra Mundial y acrecentado rápidamente en el transcurso de la Segunda, había dado origen a un proletariado industrial destinado a una decisiva experiencia histórica en medio del pánico de los partidos directa o indirectamente complicados con el pasado. Esas masas, decepcionadas del socialismo, ajeno a la realidad nacional, del radicalismo en plena descomposición histórica después de la muerte de su gran caudillo Hipólito Yrigoyen, y del comunismo, cuyas consignas nunca entroncaron con demandas populares del país, carecían de compromisos. El 17 de octubre no sólo fue una lección histórica para las fuerzas del antiguo orden sino la gigantesca voluntad política de la clase obrera. Su adhesión a un jefe no se fundó en artes demagógicas sino en las condiciones históricas maduras que rompían con las antiguas relaciones económicas del régimen de la producción agropecuaria, que superaban los programas de los partidos pequeño burgueses de centro izquierda. La revolución política exigía la reforma social. La recuperación de la economía, enajenada al extranjero y la elevación del nivel de vida del hombre argentino explotado, son la doble faz de un mismo fenómeno: la toma de conciencia histórica de las masas".
Agregando para nuestros tiempos que: “Todo el problema político de la Argentina actual se reduce a esta irrupción consciente de los trabajadores en la historia nacional”.
El 17 de Octubre de 1945, el Pueblo argentino junto al entonces Coronel Juan Domingo Perón pusieron en vigencia la fuente ígnea de un sentimiento vital: La Patria El Pueblo junto a su Líder terminaron con el caos existente y conformaron un nuevo perfil de Nación, de Nación Justa Libre y Soberana como realidad sustantiva y enaltecedora.
La Patria obtuvo su Grandeza y el Pueblo su Bienestar.
Leopoldo Marechal nos ha dejado plasmada esta Epopeya en su Soneto:
Era el pueblo de Mayo quien sufría,
no ya el rigor de un odio forastero,
sino la vergonzosa tiranía del olvido,
la incuria y el dinero.
El mismo pueblo que ganara un día su libertad
al filo del acero tanteaba el porvenir,
y en su agonía le hablaban sólo el Río y el Pampero.
De pronto alzó la frente y se hizo rayo
(¡era en Octubre y parecía Mayo!),
y conquistó sus nuevas primaveras.
El mismo pueblo fue y otra victoria.
Y, como ayer, enamoró a la Gloria,
¡y Juan y Eva Perón fueron banderas!
Publicado el 16 de Octubre de 2008 en tapa de

BIBLIOTECA "ADOLFO SALDÍAS"


Biblioteca "Adolfo Saldías"
Instituto de Investigaciones Históricas
Juan Manuel de Rosas
Presidencia de la Nación - Secretaría de Cultura
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
24 de Setiembre de 2008
(parados)
Antonio Testa, Osvaldo Vergara Bertiche,
Pablo Hernández y Ángel Pérez
(sentados)
Nicolás Carrizo, Diego Bermúdez y Napoleón Mercado

VUELTA DE OBLIGADO

Miercoles 24 de Setiembre de 2008

Acto de Entrega de Diplomas a
"Miembros Destacados"

"Comisión Permanente de Homenaje
a la Vuelta de Obligado"

Instituto de Estudios Históricos Juan Manuel de Rosas
Presidencia de la Nación, Secretaría de Cultura
Montevideo 641, Ciudad Autónoma de Buenos Aires



Diploma entregado a Osvaldo Vergara Bertiche



(De izquierda a derecha)

Dr. Oscar Denovi, Secretario de Actas
Luis Launay, Presidente
Dr. Jorge Sulé (anfitrión en su carácter de Presidente del
Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas)
Daniel Brion, Vicepresidente
de pie: Alejandro Pandra, Secretario General



Osvaldo Vergara Bertiche y Luis Launay


Vista parcial del público presente

En primera fila el Maestro Enrique Oliva; a la derecha el Dr. Mario Crocco


Osvaldo Vergara Bertiche, Luis Launay y Pacho O´Donnell

Ver información completa en:

http://pensamientonacional.com.ar/eventos.php?gal=148

HACE 32 AÑOS PRETENDÍAN ACALLAR LA VOZ DE DIOS


Monseñor Enrique Angelelli murió asesinado el 4 de agosto de 1976, haciendo aparecer tal acto de salvajismo, como un accidente automóvilístico.


Los sacerdotes Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias fueron asesinados el 18 de julio de 1976, luego de ser secuestrados por quienes se identificaron como miembros de la Policía Federal.


A la mañana siguiente a este crimen, hombres encapuchados fueron a buscar al párroco de Sanogasta, pero éste se había ido por recomendación de monseñor Angelelli.


Cuando el laico que los atendió les dijo que el párroco no estaba, lo acribillaron.


El 4 de agosto, 17 días después del asesinato de aquellos sacerdotes, asesinan a monseñor Angelelli, en la localidad de Punta de los Llanos.


Según el relato del "Nunca Más", Angelelli "acababa de dejar Chamical donde había celebrado una misa y pronunciado una homilía en la que denunciaba los asesinatos de los dos sacerdotes".


"El obispo manejaba una camioneta, y el padre Arturo Pinto que lo acompañaba recuerda que apenas dejaron Chamical comenzó a seguirlos un automóvil; el obispo aceleró pero entonces apareció otro coche y a la altura de Punta de los Llanos los encerraron hasta hacer volcar la camioneta", señala.


El cuerpo de Angelelli "quedó tirado en el suelo durante seis horas, la camioneta desapareció y la única lesión que presentaba el cadáver del obispo fue la nuca destrozada tal como si lo hubiesen molido a golpes.


La carpeta que llevaba jamás pudo ser encontrada".


"No vengo a ser servido sino a servir. Servir a todos, sin distinción alguna, clases sociales, modos de pensar o de creer; como Jesús, quiero ser servidor de nuestros hermanos los pobres", con estas palabras monseñor Enrique Angelelli asumió la conducción del Obispado de La Rioja en 1968.


El religioso nació el 17 de julio de 1923 en Córdoba en el seno de una familia de inmigrantes italianos, y a los 15 años, ingresó al Seminario Metropolitano Nuestra Señora de Loreto.


Al iniciar el segundo año de teología, fue enviado a Roma para completar sus estudios y a los 26 años fue ordenado sacerdote y continuó sus estudios en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma hasta obtener la Licenciatura en Derecho Canónico.


De regreso a la Argentina, y a su provincia, comenzó su labor pastoral, y en 1952 se hizo cargo de la atención pastoral de la Capilla de Cristo Obrero y fue designado asesor de la Juventud Obrera Católica.


Tras haber ejercido como obispo auxiliar de Córdoba, en 1968 fue designado por Pablo VI obispo de La Rioja y su ministerio se caracterizó por estar junto a los trabajadores en sus reclamos y con los campesinos impulsando su organización cooperativa.


En septiembre de 1974, Angelelli viajó a Roma en visita "ad limina" y estando allí le sugirieron que no regresara porque su nombre figuraba en la lista de amenazados por la Triple A.


Sin embargo, Angelelli retornó y planteó los ejes de trabajo para 1975: "caminar con y desde el pueblo, seguir actuando el Concilio y continuar la promoción integral de los riojanos".


Pero con el inició de la dictadura militar en marzo de 1976 se intensificó el control y seguimiento a los miembros de la iglesia, en el marco de la represión organizada por el gobierno de facto.


Angelelli denunció las violaciones a los derechos humanos e hizo conocer al episcopado la persecución de que era objeto la iglesia en La Rioja.


Tras los asesinatos en julio de 1976 de los padres Gabriel Longueville y Carlos Murias, de Chamical, el 4 de agosto monseñor Angelelli retornó a la capital riojana, luego del novenario a los sacerdotes asesinados, y a la altura de Punta de los Llanos, su camioneta fue embestida por un auto Peugeot 504, que le provocó el vuelco.


A muchos les molestaba que el obispo afirmara siempre, que la Iglesia de Jesús ha de seguir siendo Pueblo o dejará de ser la Iglesia de Dios.


Su honda espiritualidad y su clara orientación pastoral sacudió a los tibios y molestó a los injustos y opresores. Por eso lo silenciaron.


No permitieron que un Obispo dijera: "El Cristo de la Pascua no quiere un pueblo resignado, sino luchador para lograr tener vida”.


Les molestaba que recordara que la Iglesia de Jesús ha de seguir siendo Pueblo o dejará de ser la Iglesia de Dios. Por eso, acuñó la frase que ha recorrido el mundo pastoral y es eje de una auténtica evangelización: "Deberemos tener permanentemente un oído puesto en el corazón del Misterio Pascual, que es Cristo, y el otro en el corazón del pueblo que debe ser protagonista".


Al cumplirse 32 años de su asesinato, uno mi voz al clamor del sufriente Pueblo creyente que se debate en la miseria y la postergación y que busca en Dios no sólo la salvación eterna, sino la justicia reivindicativa de vivir mejor aquí en la Tierra.


Monseñor Eduardo Angelelli fue un protagonista digno y valiente en la lucha por esos ideales.


Rosario, Provincia de Santa Fe

4 de Agosto de 2008

LA PLAZA ES NUESTRA


La Plaza es Nuestra. Es nuestra por derecho propio. Derecho adquirido en históricas jornadas.


LA PLAZA ES NUESTRA. De los "cabecitas negras", de los desposeídos, de los marginados.


LA PLAZA ES NUESTRA. De todos aquellos que adherimos a un Proyecto Nacional de Nación. De todos aquellos profundamente atiimperialistas y antioligárquicos.


LA PLAZA ES NUESTRA. De aquellos que nos encolumnamos tras las figuras insignes de San Martín, Rosas, Yrigoyen y Perón.


LA PLAZA ES NUESTRA. De los que pretendemos la construcción de la Patria Grande Bolivariana y Artigista que pretendian junto a San Martín y que hoy se vislumbra de la mano de Hugo Chávez y Evo Morales. LA PLAZA ES NUESTRA.


Y todo lo que es nuestro hasta tiene olor a nosostros. La Plaza tiene el olor eterno de las "patas en la fuente", de los sudores de los overoles industriales, de la bosta pegada a las alpargatas de los peones rurales, todos ellos explotados, oprimidos, por esos otros con olores a perfumes importados.


LA PLAZA ES NUESTRA. De los laburantes asesinados un 9 de Junio de 1955 por los mismos que hoy pretenden usarla en defensa de intereses expurios y antinacionales. LA PLAZA ES NUESTRA. De la Madres, de las Abuelas. Madres y Abuelas de hijos que lucharon contra estos mismos sectores hegemónicos.


LA PLAZA SEGUIRÁ SIENDO NUESTRA. SEGUIRÁ SIENDO NO SÓLO UNA PLAZA, SINO EL MAYOR MONUMENTO A LA DIGNIDAD DEL PUEBLO ARGENTINO, A LA LUCHA POR LA LIBERACIÓN NACIONAL.


LA PLAZA ES NUESTRA... NO NOS LA DEJEMOS USURPAR.

4 de Junio, la chispa que encendió la hoguera del 17 de Octubre


Por Osvaldo Vergara Bertiche


“Cuando en el año 1943 un grupo de hombres de armas decidimos liberar al país de la dependencia extranjera, haciendo una verdadera Revolución Nacional, debimos enfrentarnos también con un triste y agobiante panorama mundial. En un mundo que venía de soportar una gran guerra, cuyas consecuencias es de todos conocida”.


“Con el alma llena de espíritu patriótico y sin mezquindades de ninguna especie, aquellos revolucionarios del año 1943 lanzamos una Proclama, que yo mismo escribía la noche anterior”.


“Y así nace el Justicialismo, con las mismas frases de la mencionada Proclama Revolucionaria del 4 de Junio de 1943”.


Mensaje leído del presidente argentino Teniente General Juan Domino Perón el 7 de septiembre de 1973, en la IV Conferencia de Países No Alineados, realizada en Argelia.


El 4 de Junio de 1943, “Jornada Redentora de la Historia”, se cierra la “Década Infame”; la del fraude, de la corrupción, la entrega y la expoliación, que tuvo su inicio con el derrocamiento de Don Hipólito Irigoyen el 6 de Setiembre de 1930.


Decía Perón al referirse al 4 de Junio: “Este movimiento inicial no fue una militarada más; no fue un golpe cuartelero más, como algunos se complacen en repetir; fue una chispa que el 17 de Octubre encendió la hoguera en la que habrían de crepitar hasta consumirse, los restos del feudalismo que asomaba por la tierra americana”.


Los golpes de Estado clásicos siempre se hicieron para profundizar el modelo de dependencia y el gobierno de las minorías oligárquicas.


Ese fue el caso de 1930. En cambio, el 4 de Junio se hizo cargo del poder un sector de las Fuerzas Armadas adoctrinado con Scalabrini Ortiz y los cuadernos de FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina).


No era un sector liberal que se proponía mantener el status quo. Formados en el nacionalismo popular de FORJA, en el yrigoyenismo y en la tradición nacional, esos jóvenes oficiales se hallaban en condiciones de protagonizar un profundo cambio en nuestro País.


La oficialidad se encontraba organizada en una suerte de logia denominada Grupo Obra de Unificación, más conocido por su sigla: GOU. El GOU era conducido por un hasta ese momento desconocido Coronel Juan Domingo Perón, profesor de la Escuela Superior de Guerra, funcionario del Ministerio de Guerra, delegado en misiones diplomáticas, del arma de infantería. Era un oficial distinto, de sólida preparación intelectual, especializado en estrategia.


“El Coronel Perón conocía al detalle la marcha de ese incipiente mundo de posguerra que se abalanzaba sobre todas las latitudes. Porque para él en su concepción no existe política nacional sin una clara política internacional. Les señalaba a sus colegas que se aproximaba una etapa en que las masas trabajadoras iban a tener un crucial papel protagónico en las decisiones nacionales y por eso cuando se produce la Revolución de Junio él elige ocupar el olvidado Departamento Nacional del Trabajo, convertido meses después en la Secretaría de Trabajo y Previsión”.


Es en esa Secretaría donde nace la era de la política social en la Argentina. “Desde este espacio de poder Perón se convierte en el factor predominante de la Revolución”.


Con el sindicalismo, con el movimiento obrero organizado, de neto corte nacional, Perón se erige de inmediato en el líder de la Revolución.


Por esto no fue un simple recambio en el poder, sino que el 4 de junio se produce un cambio revolucionario, distante de una asonada cuartelera para que siguiera gobernando las minorías de siempre.


“Perón era el hombre que llegaba a la política por fuera de todo el desastre que había significado la Década Infame, plagada de negociados, de entrega al capitalismo inglés, de explotación de los obreros, de deshonor internacional. Veníamos del pacto Roca-Ruciman en que el vicepresidente había dicho que la Argentina era una perla más del imperio británico. Veníamos de la elección de los presidentes en la Cámara de Comercio Argentino-Británica. Veníamos del “fraude patriótico”. Veníamos de la creación del Banco Central por Sir Otto Niemeyer, representante del Banco de Inglaterra. Veníamos de la claudicación del radicalismo que se había integrado al Régimen “falaz y descreído”, abandonando sus posiciones nacionales. De ahí en 1935 el surgimiento de FORJA, de los jóvenes radicales que decidieron continuar la brecha del Caudillo, para dejar de ser una Argentina colonial y ser una Argentina libre”.


El 4 de Junio el Pueblo se hizo Revolución y logró la unidad indisoluble con las Fuerzas Armadas.


“La relación de poder se modificó sustancialmente. La oligarquía vacuna dejó de mandar. El poder pasó de la oligarquía, de las empresas ligadas al capital inglés y sus lacayos en los partidos demoliberales, a una concertación policlasista encabezada por los trabajadores y los militares sanmartinianos. Concertación conducida por Perón”.


“A partir del 4 de junio se trastocan los cimientos de la Argentina liberal, la Argentina de pocos, cuyo modelo agroexportador se agota. Era la Argentina de la Generación del 80, la que inflama al Dr. Mariano Grondona cuando dice que éramos el sexto país del mundo... en exportaciones de vacas y trigo pero a nivel social éramos una colonia de obreros hambrientos y desprotegidos”.


“La Revolución de Junio coloca entre las cuerdas a la Argentina colonial y con la conformación del peronismo le da el nocaut, la quita del medio, la pone en un su justo lugar de la historia, en el rincón de la ignominia y la traición al pueblo”.


Y sin 4 de junio jamás hubiera habido 17 de octubre de 1945. “La historia es una sucesión de hechos concatenados, que tienen su lógica y su propio desarrollo por el grado de incidencia de sus protagonistas”.


Aquellas banderas del 4 de Junio que hallaron su materialización en la Década Feliz, la Década de la Dignidad que va del 45 al 55, todavía perduran y debemos levantarlas bien alto.


“El Movimiento Nacional Peronista nació para dar trabajo, para fortalecer la industria, para sostener la soberanía nacional y hacer de la Argentina un país inclusivo, poderoso en leyes sociales y protectoras del Pueblo que es el único soberano”.


Y cuando hoy vemos que falta profundizar el cambio porque casi un tercio de la población es pobre y quedan pendientes políticas sustentables en lo económico y en lo social, debemos pensar que con las Banderas y acciones consecuentes se puede lograr la Grandeza de la Patria y el Bienestar del Pueblo.

ES LA VEJEZ… ESTÚPIDO, NO LA REVOLUCIÓN


“El tiempo pasa, / nos vamos poniendo viejos”, sentenció Pablo Milanés.
Es un hecho biológico. Es la consecuencia natural del paso del tiempo.
“Vamos viviendo, / viendo las horas, que van muriendo…” agregó el notable cantautor.

Ponernos viejos, es un tema exclusivo de la vida, y no es morir, que es, justamente, la culminación de la vida.

Sinónimos de muerto son occiso (muerto violentamente) y difunto.

El que se viene viejo ni es occiso ni es difunto. Vive, razona, cree y lucha. Y lo hace como viejo. Y cuando el viejo es inteligente es sabio. Y los sabios, como aquellos de la tradición griega, son renombrados por su sabiduría práctica que consiste en otorgar una serie de aforismos y dictámenes memorables.

Los sabios merecen ese nombre por cuanto sus enseñanzas son una guía para la vida de los hombres.

Y “por el Mar de la Antillas
(que también Caribe llaman)
batida por olas duras
y ornada de espumas blandas,
bajo el sol que la persigue
y el viento que la rechaza,
cantando a lágrima viva
navega Cuba en su mapa”

Y en esa Cuba del son , del danzón, del chachacha, del mambo, y de la salsa; en esa Cuba de héroes como José Martí y Antonio Maceo; de literatos como José María Heredia, Guillermo Cabrera Infante, Reinaldo Arenas, Dulce María Loynaz, Alejo Carpentier, José Lezama Lima, Nicolás Guillén y Eliseo Diego; de pintores de fama internacional reconocida como Wilfredo Lam, o René Portocarrero; de trova popular como Silvio Rodríguez y tantos otros; en esa Cuba de trabajadores, de estudiantes y científicos; de ejército popular y comandantes barbados verde oliva, el tiempo también pasa y sus habitantes se van volviendo viejos.

Claro que simplemente viejos no, sino viejos que viven su vejez con dignidad.

No son los viejos que el capitalismo salvaje arroja por los ojos de buey a la inmensidad del mar de la miseria y la exclusión.

No… en esa Cuba son otra clase de viejos. Son viejos revolucionarios de una joven revolución.

Y el Comandante Mayor se convirtió en mayor, en muy mayor. En viejo. Y como cualquier viejo tiene una carga de sentimientos, de amor, de emotividades que nunca son transmitidas con ligereza; por el contrario son exteriorizadas con prudencia, con criterio, con certeza, con decoro y con fuerza. Por todo eso el viejo Comandante dijo: “Traicionaría por tanto mi conciencia ocupar una responsabilidad que requiere movilidad y entrega total que no estoy en condiciones físicas de ofrecer”.

Es la vejez estúpido, no la Revolución. Es la vejez estúpido, no la política.

Esta nota está dirigida justamente a vos, estúpido (que no es un insulto, sino un adjetivo calificativo). Estúpido según el Diccionario de la Lengua Castellana es sinónimo de necio, de falto de inteligencia.

Y la necedad hace que digas por ahí, que ¡ahora sí! el Régimen Cubano (como le llamás) va a cambiar.

En Rosario, Cuna del Che, a estas estupideces le decimos ¡de acá! (gracias a la jocosidad de nuestro cómico Alberto Olmedo que para expresarla se tocaba lo que las recatadas le dicen “zonas pudendas”).

Es que los estúpidos, los necios, los faltos de inteligencia, creen que la Revolución Cubana es producto de un solo personaje y se ha mantenido en el tiempo, nada más ni nada menos que 49 años, por imperio dictatorial de ese personaje.

¡Y el pueblo, che!

La estupidez te hace pensar que ¿el Pueblo Cubano soportó estoicamente una dictadura por 49 años porque no tuvo atributos que poner arriba de la mesa?

No, aparte de estúpido… ¡gil!

No te enteraste que las verdaderas dictaduras en la Indoamérica, no fueron eternas; conoces de Onganía, de Pinochet, de Videla, y de tantos otros mesiánicos que nos han asolado. ¿Conoces lo que en la propia Cuba le pasó a Batista?

Por eso sos estúpido, porque tenés falta de inteligencia y de conocimientos de la realidad histórica.

El Comandante está viejo, la Revolución es aún joven. Y sin duda alguna, un día él será difunto; la Revolución jamás.

Y el día que el Comandante sea difunto, aunque parezca una paradoja, el Comandante seguirá vivo. Seguirá vivo mientras en el mundo siga habiendo un revolucionario.

Un consejo final, estúpido: “Agarrá lo libro que no muerden”. Ahí podrás encontrar lo que es la Dignidad. La Dignidad de un verdadero revolucionario.

ÁLVARO YUNQUE, La Parca lo encontró silenciado

El 8 de Enero de 1982, a los 92 años de edad, muere en la ciudad de Tandil, Provincia de Buenos Aires, el cuentista, dramaturgo, historiador, ensayista, periodista pero preponderantemente poeta (como a él le gustaba llamarse) Álvaro Yunque.

Silenciado por la dictadura del Proceso de Destrucción Nacional desde 1976. Prohibido y con libros quemados como tantos otros escritores y pensadores argentinos. La Parca, esa deidad que corta el hilo de la vida del hombre, lo arranca de entre nosotros cuando comenzaba la agonía del gobierno genocida.

Álvaro Yunque, seudónimo de Arístides Gandolfi Herrero, nació el 20 de junio de 1889, en la ciudad de La Plata.

Sus padres fueron Adán Gandolfi, nacido en Milán - Italia, y Angelina Herrero, argentina.

Por una suerte de capricho paterno o materno (o de ambos) o por espíritu lúdico, todos los hijos de este matrimonio (9 en total) llevan nombres (como sus padres) que comienzan con la letra A: Álvaro (el mayor), Arístides, Ángel, Adrián, Angelina, Augusto, Ada, Alejandro y Alcides.

Si bien su hermano Ángel adoptó el seudónimo de Ángel Walk y fue pionero, junto con su esposa, Olga Casares Pearson, del radioteatro argentino, la estrella de la familia siempre fue Álvaro, quien a partir de 1922 se convierte en uno de los grandes animadores de las letras argentinas; definiendo y otorgándole a su literatura un sentido popular.

En 1896 sus padres se trasladan a Buenos Aires, y se radican hasta 1928 en la casa de la calle Estados Unidos 1822.

En 1901 ingresa al Colegio Nacional Central (ex Colegio San Carlos que fuera fundado por el Virrey Vértiz).

Terminado sus estudios secundarios, en 1908 ingresa a la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires donde cursa Arquitectura y poco tiempo antes de graduarse abandona los estudios y desde ese momento su vocación se vuelca a las letras y al periodismo.

Fue decisiva su participación para la constitución del llamado grupo Boedo, entre los que se encontraban Nicolás Olivari, Leónidas Barletta, Elías Castelnuovo, César Tiempo y Roberto Mariano todos escritores de "intención social"; aquellos que sus detractores (grupo Florida: Conrado Nalé Roxlo, Horacio Rega Molina, Oliverio Girondo, Ricardo Molinari, Jorge Luis Borges, Francisco Luis Bernárdez, Raúl Gonzalez Tuñón, Eduardo González Lanuza, Norah Lange y Ricardo Güiraldes.) les acusaban de tener escaso talento literario. Es que los del grupo Boedo eran simpatizantes y promotores de las expresiones de la cultura urbana popular
Los de Florida, dirigían su preocupación hacia una nueva vanguardia estética, sin ingredientes ideológicos.

Los de Boedo, inclinando su interés a una literatura que refleje los problemas sociales, inspirados en el mundo del trabajo y la ciudad. En definitiva el arte puro confrontado con el arte comprometido.

No obstante, las diferencias conceptuales artísticas y el pensamiento social estaban inmersos en ambos grupos; Raúl Gonzalez Tuñón (grupo Florida) abordaba temáticas sociales en su poesía y su ideología revolucionaria lo relacionaba estrechamente con los bodeistas. Por otro lado, Nicolás Olivari, habiendo sido uno de los fundadores del grupo de Boedo, es uno de los primeros en abandonarlo para pasarse al de Florida.

Algunos integrantes de Florida manifiestan preocupaciones por los problemas sociales y algunos de Boedo se interesan por las nuevas técnicas literarias

Leónidas Barletta afirmó que los dos grupos desaparecen definitivamente cuando encuentran un enemigo en común: la dictadura militar del 6 de septiembre de 1930.

De todas maneras vale la pena reconocer el talento, el ingenio y el compromiso de Álvaro Yunque, en un poema en que se refiere, justamente, a los del otro grupo:

Retruque a un poeta de Florida

¿Pa' vos es una blasfemia
que yo afile versos rantes?
Seguí vos con tu Academia,
yo me junto con Cervantes.

¿Vos le negás tu versada
a las chusmas del suburbio;
vos sos agua filtrada
y ellos son arroyo turbio?

No esperaré que apadrines
nuestro canyengue, es bastardo;
vos seguí con tus latines,
yo me quedo en mi lunfardo.

Veremos, a fin de cuentas,
quién de los dos era el turro,
si vos con tus ornamentas
o si yo con mi champurro*.

Ya alumbraremos la vida
si nos da fósforo el genio;
vos, poeta de Florida,
yo del arrabal porteño.

*champurrear: hacer algo con descuido,
expresarse mal en una lengua extranjera
por no dominarla suficientemente.

Yunque colabora en el diario anarquista La Protesta y dirige el suplemento literario del periódico socialista La Vanguardia en sus primeros tiempos. Dirige la Revista Rumbo y es asiduo colaborador de las revistas Campana de Palo, Claridad y Los Pensadores desde las que ejerce un periodismo militante.

Publica su primer libro Versos de la calle, en 1924. Roberto Payró le hace una crítica elogiosa en La Nación y Yunque lo visita y comienza una amistad que se prolonga hasta la muerte de Payró en 1928. Colabora en diarios de la época: Crítica, La Nación, La Prensa y en algunos de Montevideo (Uruguay), Rosario y La Plata. Se publican sus cuentos en los cuales los personajes son animales. Muchos de esos cuentos integran hoy el libro Animalía ­de la Editorial Alfaguara publicado en el año 2000.

En 1925 aparecen sus primeros libros de cuentos: Zancadillas y Barcos de Papel.
Acentúa, desde 1930, con el Golpe de Estado y durante toda la Década Infame, su crítica y denuncia. Publica Nudo Corredizo, La O es Redonda y Poemas Gringos.

Colabora en la revista Caras y Caretas y por su intermedio se vincula con Viana, Francisco Grandmontagne, Charles de Soussens, Leopoldo Lugones, Manuel Ugarte, Horacio Quiroga, José Ingenieros, Correa Luna, Ricardo Rojas, Florencio Sánchez, Evaristo Carriego y otros.

Durante la segunda guerra mundial (1939/1945) se define como antifascista militante. Comienza su investigación histórica sobre el pasado argentino, publicando Alem, el Hombre de la Multitud; Breve Historia de los Argentinos, Calfucurá: El Cacique de las Pampas y otros ensayos históricos.

En el año 1960 la Academia Nacional del Lunfardo lo designa Académico de Número por sus estudios e investigaciones. Publica La Poesía Dialectal Porteña.

Entre 1961 y 1975 se publican y reeditan muchos de sus libros de poesía, cuentos y estudios históricos. Esta es la etapa de mayor difusión de su obra. Sus libros de cuentos se agotan rápidamente y llegan a superar las veinte ediciones, y en 1975 la Sociedad Argentina de Escritores le otorga el premio Aníbal Ponce por su ensayo crítico Aníbal Ponce o los Deberes de la Inteligencia.

En 1979 fue galardonado con el Gran Premio de Honor por La Sociedad Argentina de Escritores.

Álvaro Yunque, de extracción anarquista tolstoiano, al decir de Raúl Larra, “se declaraba ciudadano del mundo”, pero devino “en un escritor de profundo acento argentino. Su idioma tiene connotaciones coloquiales típicamente nuestras, registra los significantes y significados de la rica habla popular”.

La producción literaria de Yunque, cuentística, ensayística, periodística y su poética, nos muestra un mundo en el que conviven dos grupos humanos: los explotados y los explotadores.

En toda su obra se acentúan las injusticias que rompen con la armonía, la paz y la igualdad a las que aspiraba el autor.

Los conflictos sociales y culturales que Yunque conoció a lo largo de toda su vida; con toda seguridad como Manzi, o como Discépolo o como Cátulo Castillo “atorranteando atardeceres” por los suburbios y en un momento histórico determinado; le hacen sentir, con mayor dolor, la violencia, la injusticia y la desigualdad a las que se ven sometidos aquellos “integrantes más bajos del escalafón social, las víctimas más inocentes, y las que sufren en mayor grado los efectos de los explotadores: los chicos de los barrios”; esos niños de la calle que se convierten en protagonistas de sus historias.

Álvaro Yunque en su condición de poeta del pueblo, escribió para chicos y grandes, y recorrió los registros coloquiales del habla argentina para convertir en lenguaje poético los giros populares de nuestro país.

Es el tema de la condición humana el que está presente en toda su producción literaria.

En su producción de obras teatrales, él mismo clasificó sus obras: teatro para la imaginación, para la revolución, para sonreír y pensar, para que el espectador se reconozca, para la emoción, y para reírse de uno mismo.

Así cultivó desde la farsa hasta el drama, pasando por el teatro del absurdo, la comedia y el teatro infantil y juvenil. Muchos de sus relatos fueron dramatizados y puestos en escena por parte de algunos de los grupos independientes con los que Yunque mantuvo, siempre, una fructífera relación.

En su faceta de ensayista mostró la amplia variedad de sus conocimientos e inquietudes: pedagogía, historia de la literatura argentina, denuncias político-sociales y aquellos sobre historia argentina “concebidos como un intento exigente y riguroso de interpretar la historia de la Nación a través de un prisma sociológico”.

Muchos argentinos hemos leído a Älvaro Yunque; muchos argentinos quisiéramos ver a nuestros nietos leyéndolo y saber que también los nietos de ellos lo harán, porque él mismo nos lo dice cuando dice:

“Niños, el mundo no es perfecto, niños.
Y por eso vosotros habéis nacido.

¡Nacisteis, niños,
para hacer lo que nosotros
Hombres, no hicimos”.

Osvaldo Vergara Bertiche
Rosario, Provincia de Santa Fe, Argentina
8 de Enero de 2008